Aquí no hay rarezas, hay acuerdos.
Atar, mandar, rendirse o jugar al límite no tiene nada de raro cuando hay respeto, deseo y confianza.
Grilletes, látigos, collares, cuerdas, mordazas… y muchas ganas de explorar.
Soft, hard o lo que tú decidas. Tú pones el límite. O no.