Clítoris, punto G, zonas erógenas… Llámalo clase de anatomía. Pero práctica.
Aquí no hablamos de juguetes: hablamos de aliados.
De los que saben dónde, cómo y con qué intensidad.
Vibran, masajean y te hacen ver las estrellas sin necesidad de telescopio.
Para jugar sola, en pareja… o descubrir rincones que ni sabías que tenías.